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Columna de opinión: ¿En Chile somos los hombres feministas?

¿En Chile somos los hombres feministas?

Andrés Moyano, Director de Estudios y Proyectos REDEG

En virtud de lo que está aconteciendo con el movimiento feminista que se ha tomado diversos espacios de conversación y discusión, donde existen miradas a favor y en contra, donde las universidades y organizaciones están abordando el enfoque de género, me pregunto cuál es el rol que estamos teniendo los hombres en esta materia. El foco e interés principal del feminismo es abogar por la equidad e igualdad de género, el cual históricamente ha sido liderado por las mujeres. ¿Pero el feminismo es sólo un tema que concierne a las mujeres? ¿Podemos participar los hombres? ¿O sólo estamos los hombres para observar pasivamente lo que sucede, desde nuestra posición de privilegio? ¿O nos quedaremos únicamente en el discurso que se basa en que “hay que apoyar a las mujeres”? ¿Con eso basta para que estemos a favor de la igualdad de género?

Si solamente los hombres nos quedamos en la comodidad, sin cuestionarnos nuestras creencias machistas, sin querer cambiar nuestros sesgos conscientes e inconscientes, es muy complejo que podamos seguir avanzando. Desde mi punto de vista, hay una resistencia de muchos hombres dada la cultura patriarcal existente (donde el hombre tiene el poder, visible e invisible), la cual puede ser tremendamente poderosa en las organizaciones. Se observan enormes y poderosas desigualdades. En el Global Gender Gap Report 2017 (Reporte mundial de las brechas de género del World Economic Forum) señala que Chile se encuentra en el puesto 117 (entre 144 países) con mayor brecha entre hombres y mujeres en oportunidades y participación económica. Impactante.

Sin embargo, la igualdad de género no se trata sólo de igualar salarios, cumplir cuotas de mujeres en ciertos cargos, de tener a mujeres en puestos masculinizados, de tener una dotación 50-50, sino también se trata de tener una cultura donde no sea mal visto que los hombres quieran vivir un postnatal completo, donde a la mujer no se le sancione laboral y socialmente por querer disfrutar de su maternidad (ni tampoco sino quiere tener hijos), donde el acoso sexual no sea tema, donde un hombre se pueda retirar antes de su trabajo porque tiene que ir a buscar a su hijo al colegio, donde no se le pregunte en una entrevista a una mujer si tiene hijos o si piensa tenerlos, donde el hombre no sienta el peso social de ser el principal proveedor, donde la mujer no sea tratada de “mijita” o “mi niña” aunque sea de cariño, donde una mujer no tenga ventaja por sobre otra mujer al momento de postular a un trabajo por su atractivo físico, donde el ser madre no sea problema o un castigo para la mujer que quiera ascender en su carrera, donde la mujer tiene que probar permanentemente .

Las relaciones laborales se han construido desde el paradigma patriarcal. Si no cambiamos ese paradigma, nuestra forma de relacionarnos, nuestra forma de ejercer el poder, nuestra forma de entender lo que significa ser hombre-mujer, sólo tendremos cambios cosméticos y seguiremos estancados o en el mejor de los casos avanzaremos muy lentamente.

Es fundamental que los hombres podamos sincerar lo que nos pasa con este movimiento y estos cambios, que ya no tiene vuelta atrás. Sincerar porque las decisiones importantes en las empresas siguen siendo tomadas en su mayoría por los hombres. Nosotros tenemos la responsabilidad de participar en este liderazgo, abriendo los espacios de conversación de forma abierta y transparente, sin dobles discursos.

Existen numerosos estudios e investigaciones que avalan que tener equipos diversos y balanceados entre hombres y mujeres (bien gestionados, sin sesgos y prejuicios entre sus integrantes) aumenta la innovación y productividad. Un estudio de la consultora Boston Consulting Group el año 2017 señaló que el 96% de las empresas en donde los hombres están involucrados en el tema de diversidad de género, reportaron progresos en este ámbito, en cambio en aquellas en donde no lo están, sólo el 30% de ellas reportaron progreso.

Investiguemos nuestros propios sesgos de género. Estamos perdiendo preciosas oportunidades para ser más productivos, equilibrados y más justos, brindando igualdad de oportunidades a ésta y las próximas generaciones. Ese es el legado, pensemos en nosotros y nosotras…y en nuestras hijas y nuestros hijos también.

Imagine-Consulting: Imagine Consulting: Expertos en Implementación NCH3262, Consultoría, Estudios y Workshops.